En contra de la tendencia de ostentación y lujo que lleva la Iglesia en esa época está el Humanismo, que aboga por una religión interior y personal, en oposición a la religión pública de los grandes actos. Esta idea hará que algunos miembros de la Iglesia adopten posturas en contra de la actitud de Roma, e intenten reformar la vida eclesiástica, para hacer de ella un modelo moral.
Los grandes personajes que impulsan la reforma son Martín Lutero y Juan Calvino. Para los grandes reformadores de la Iglesia es fundamental la protección de los príncipes y su ideología política tiende a poner en su mano el poder que la Iglesia Católica les niega. Una de las grandes protestas de Lutero era la de la venta de indulgencias* por parte de la Iglesia, puesto que él defendía, tal como la Biblia manifestaba, el perdón de los pecados y la salvación por medio de la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario